“Corre”
Estoy
muerto de miedo. Retiro lo de “muerto”, por si acaso, ¿sabes?
Pero
sí, tengo a un niño aterrorizado en mi interior a punto de gritar:
“¡No me mates!”
Y
llueve otra vez. La lavadora del quinto sigue en marcha y a nadie
parece importarle.
Son
las 3:42 y se ha encendido una luz. ¿Qué hace despierta, señora?
El
armario está abierto. Suele incomodarme, pero esta vez veo todo lo
que hay en su interior. Vaya, han apagado la luz.
Me
tapo aún más. Mi novia sigue dormida.
Hay
un hueco al lado de la cómoda demasiado oscuro, ¿se supone que es
oscuridad?
Vale,
se acabó. Voy a cerrar la puerta, porque debería estar cerrada.
Me
levanto. La cierro. Me doy la vuelta y eso no es mi novia.
“Ahora
todos estamos a salvo, ¿verdad?”, me susurra.
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